viernes, 25 de febrero de 2011

LA SENCILLEZ O EL BUEN GUSTO


Hay que reconocer que la Joya de la Corona belga, de cara al turismo, es la ciudad de Brujas “Brugge” que también tiene el título de Patrimonio de la Humanidad. Todo su casco histórico está muy bien cuidado en cuando a limpieza, servicios y armonía arquitectónica. Llamó mi atención –entre otras cosas- algo tan sencillo como su iluminación. Todas las calles y plazas de su centro histórico y turístico y patrimonial “lucen” las mismas farolas, absolutamente todas; tanto las de pie como las de pared. Como se puede comprobar por la fotografía son muy sencillas creo de un estilo Isabelino y muy similares a las que hay instaladas frente a la lonja de nuestra iglesia de la Stma. Trinidad.
Esta lección deberían aprendérsela todos nuestros gobernantes, sus asesores y sus arquitectos antes de jurar sus cargos. Porque cada uno que entra a gobernar en el consistorio, aplica su doctrina y criterio a la hora de iluminar nuestras calles cuando de una remodelación se trata. No recuerdo muy bien ahora, pero desde el mamotreto de ascensor que preside la “Plaza Vieja” y dando un rodeo de 360 grados, se puede comprobar que existen “infinidad” de farolas distintas: ocho, nueve, diez o doce modalidades diferentes en unos cien metros a la redonda. Creo que desde aquí se puede ofrecer al visitante un muestrario completo de todas cuantas variedades existen de este ornamento lumínico. La sencillez y el buen gusto no ha sido la tónica de nuestros gobernantes durante varias legislaturas.

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