miércoles, 29 de junio de 2011

EXPOSICIÓN “ROSTROS DE LA MASA”

Obra decicada a las imágenes marianas de la Semana Santa ubetenseMomento de la inauguración de la exposiciónJuanan Soria junto al alcalde Pepe Robles y la concejala Pepa Olmedilla
A pesar del calor reinante el día de San Juan, en la sala Pintor Elbo de Úbeda se dieron cita más de un centenar de personas para disfrutar con la inauguración de la Exposición ROSTROS DE LA MASA de Juanan Soria. La originalidad de las obras expuestas y las interpretaciones musicales que compuso Alberto Navarrete Mañosa para tal ocasión, hicieron que el acto fuese singular. Todo el que acude a la muestra no queda indiferente ante los dibujos, pinturas y vídeos que nos ofrece este joven artista.
El pleno en el ayuntamiento motivó que los responsables políticos se personaran algo más tarde en la muestra, aunque tuvieron ocasión y tiempo suficiente para conversar con el autor.
Para los que aún no hayan asistido a contemplarla, informarles que la misma permanecerá abierta hasta el próximo domingo 10 de julio.

viernes, 17 de junio de 2011

MONTESIÓN Y LOS CABALLEROS VEINTICUATRO


Siguiendo la costumbre emprendida desde los inicios de esta asociación “caballeresca” como es la de hacer cada equis tiempo una excursión, el pasado domingo 29 de mayo de 2011, dirigimos nuestros pasos a un solitario y bello paraje de Sierra de Cazorla.
La iniciativa de este viaje vino del Caballero Mercader, pues le surgió que estando atendiendo a un cliente en su trabajo, éste resultó ser el último componente de una orden de ermitaños establecida a cuatro kilómetros de la ciudad de Cazorla llamado Monasterio de Montesión. Esto le pareció curioso y enriquecedor a nuestro caballero y por ello nos propuso una visita allá.
Montesión es un antiguo lugar de oración que se encuentra a pocos kilómetros de Cazorla al que se puede acceder por dos lugares, pero hasta llegar a él hay que caminar. Fue fundado en 1625 por el religioso Julián Ferrer. Este convento funcionó bien hasta que en 1811 las tropas de Napoleón lo saquearon y prendieron fuego al edificio, no obstante los religiosos permanecieron en aquel lugar hasta la desamortización efectuada en 1836 por el ministro Juan Álvarez y Mendizábal. Entonces, al igual que pasó en toda España, los frailes fueron expulsados y el edificio, huerta y demás fincas, se vendieron al mejor postor. A partir de aquella fecha ese lugar de santidad y oración fue convertido en un cortijo y así estuvo hasta mediados del siglo XX. En ese tiempo este lugar fue expropiado por el municipio y poblado de nuevo en los años 70 por frailes de la Orden de San Pablo y San Antonio Abad, los cuales han permanecido allí hasta comienzos del siglo XXI en que los religiosos fueron absorbidos por la Orden de San Francisco y reubicados a otros conventos.
Pero para que aquél lugar no quedara abandonado, hubo un hermano que se resistió a aquella integración. Éste es el hermano Antonio (Antonio Rodríguez Roldán), el cual a sus setenta y pico de años, aún permanece custodiando aquella casa de oración y cobijo de la Virgen de Montesión, imagen de buena talla del siglo XVIII que apareció en una cueva muy cercana y a la que visitan los cazorleños el día de su romería cada mes de septiembre.
Nosotros, a petición del Caballero Mercader, tuvimos el honor de ser acompañados a aquel idílico y privilegiado lugar por el ya referido guardián, el hermano Antonio, que nos fue abriendo y enseñando con mucho agrado las abandonadas y polvorientas dependencias que aún conservan todo su humilde mobiliario y algunos enseres en: el refectorio, celdas, cocina, capilla, huerto, etc., . Todo ello, si Dios no lo remedia, tiene sus días contados, pues nunca hubo luz eléctrica, la fuente se ha secado, la huerta está abandonada, los corrales sin ganado y las tierras yermas.
Después del recorrido por el monasterio, encendimos una lumbre y en su rescoldo asamos unos chorizos, embutido que no fue el que se había comprado en Úbeda para la ocasión, puesto que se le olvidó al Caballero Atanaor en su casa, por lo que tuvo que bajar al pueblo de La Iruela junto al Mercader para hacer acopio de otros. Esta pitanza junto con patatas, aceitunas, berberechos, tomate, pan y cervezas, fueron bendecidas por el hermano Antonio antes de ser consumidas y no sé si fue por ello, pero el caso es que después de engullirlas nos quedamos tan felices.
A continuación marchamos a un lugar denominado El Chorro donde se apreciaban encantadores paisajes surcados por una buena cantidad de águilas y otras aves rapaces. En aquel lugar este escribano contó al clérigo varias cuchufletas cándidas de tema religioso que fueron bien recibidas por nuestro anfitrión.
Seguidamente y ya de vuelta, hicimos un alto en el camino descansando en La Iruela donde cada uno tomó lo que le vino en gana. Por último llegamos a la ciudad del “Adelantado” donde dejamos al hermano Antonio y en agradecimiento a su atención le regalamos un corte de tejido para que se confeccionara un nuevo hábito. La visita a Cazorla fue para el Caballero “Cirujano” una alegría inmensa puesto que pudo contemplar el edificio en donde él instaló la consulta de dentista en los primeros años de su vida laboral, lugar éste del que tantos recuerdos conserva…y hasta el ermitaño lo recordaba.
Ya de regreso a Úbeda este escribano leyó un escrito en el que se daba a conocer el proceso en el que se vio inmerso el religioso dominico natural de Villanueva del Arzobispo, gran predicador y fundador de varios conventos fray Domingo de Baltanás y Messía. El delito era que con buenas palabras había conseguido convencer a cincuenta y siete monjas de su orden para que se dejaran besar, tocar los pechos y sus partes pudendas.
Después, hicimos un nuevo alto en el camino, precisamente en un chiringuito situado en la antigua Cañada Real del Paso de la Mesta, donde tomamos un refresco y ajustamos cuentas. Y sin nada más que relatar nos despedimos más anchos que largos a las 20 horas.
Caballero Heráldico






viernes, 3 de junio de 2011

EL MOLINO DE PALOMO

La existencia de este molino de cereal se remonta, cuanto menos, a mediados del siglo XVII. Era curioso encontrar un molino a la vera de un arroyo, y éste estaba en el Arroyo de Alvar en el paraje conocido como Fuenteredonda. Tenía tan sólo una piedra de moler y parece ser que fue abandonado hace más de un siglo. Debido al lugar donde estaba ubicado sobre un terreno arcilloso inestable, poco a poco la inclinación de su estructura cada vez era más notoria, máxime cuando las aguas del arroyo se convertían en correntías que iban horadando sus cimientos.
A lo largo de los años muchos amantes de la historia ubetense se han desplazado hasta este lugar para contemplar in situ su maciza y majestuosa torre construida a base de piedra y calicanto. Hasta él se acercaron –también- los Caballeros 24 en una de sus primeras excursiones allá por 1999, haciéndonos trasportar en el tiempo en que Felipe Afán de Rivera de la Peñuela arrienda el mismo a Félix Pérez de Vera el 10 de julio de 1685 (Ginés Torres).
El caballero Mercader ha sido testigo de los últimos años de su erguida existencia, dado que en las inmediaciones poseía su suegro un olivar que ahora labra Lorenzo Rodríguez, su cuñado, y era obligado pasar ante el mismo para acceder a dicha finca ubicada en lo que se conoce como la Pasada de Tacones.
El pasado mes de agosto de 2010, una enorme tormenta descargó por la zona tanta agua que lo que era un arroyo que se atravesaba dando un salto, lo convirtió en una especie de cañón. El torrente de agua fue tal que se llevó por delante olivos enteros y por descontado descarnando peligrosamente la base donde se sustentaba los restos del molino. Pero aguantó en pie cual valiente guerrero. El pasado invierno se han medido en nuestro término alrededor de 800 litros por metro cuadro, provocando la filtración de agua que cada día su inclinación fuese a más. Hasta que llegó el pasado mes de mayo en que su estructura perdió el centro de gravedad y cayó sobre la caja del arroyo partiéndose en dos bloques compactos y dejando al descubierto la oquedad por donde entraba el agua para, una vez despeñada por su desnivel vertical, provocar el movimiento de la piedra de moler.
Y en ese mismo lugar donde el agua le dio la vida, también le dará sepultura y con el paso de los años o siglos, quedará enterrado igual que un rengloncito de nuestra historia. Pero nosotros, los “Caballeros Veinticuatro” del siglo XXI, lo vimos en pie.

Foto JASA año 1999

Foto Lorenzo Rodríguez, abril de 2011

Foto Lorenzo Rodríguez Alhambra, mayo de 2011