¿Cuánto
más nos hubiese costado al erario público
si
esta intervención no la lleva a cabo la iniciativa particular?
El
sábado 15 de marzo a las cinco de la tarde quedamos con los de la Fundación
Huerta de San Antonio para que nos enseñasen la iglesia de San Lorenzo. Esta
iniciativa, la de mostrar los monumentos en restauración, es una idea que puso
en marcha la Fundación Catedral de Santa María de Vitoria bajo el título
registrado “Abierto por Obras” a la que se han adherido estos promotores
ubetenses. Por mediación de Antonio Berlanga, su hermano Manuel junto a su
señora Mª Carmen sirvieron de cicerones durante el recorrido ya marcado y que
nos ocupó dos horas, sin embargo a nosotros nos supo a poco, dado que a las
explicaciones también añadimos nuestros conocimientos que fueron bien acogidos.
Las
primeras explicaciones de introducción las hicieron en la puerta principal del
templo para después acceder a su interior. Con una pequeña historia del mismo
tratando de resumir ocho siglos en unos minutos y unas breves reseñas del altar
mayor, capillas, coro y enterramientos de linajes nobles, nos introdujeron en
siglos atrás, mientras intercalaban comentarios sobre las actuaciones de
urgencia realizadas en muros, cubiertas y otros lugares que lo demandaban.
Pasamos
al espacio que habitó hasta finales de los años 90 su última campanera Paca Fernández
Leiva, aunque en realidad ésta era la hija, porque la titular fue su madre. De
esta dependencia accedimos al patio presidido por un centenario pozo que sirvió
de venero inagotable para la planta de hiedra que en 1942 plantó Paca de la que
ella refería: “Me tenía que haber comido
la mano un marrano cuando la planté”. Por cierto, comentan los responsables
de las obras que la planta trepadora, aunque a la fachada y espadaña no había
hecho mucho daño (de momento), sí que tenía destrozado un muro de adobe,
precisamente el que daba a la vivienda.
La
visita continuó mostrándonos las plantas altas que daban al campanario y a su
vez informándonos sobres las intervenciones realizadas en cada momento y en
cada lugar, junto a los hallazgos que se
han ido encontrado. Como manifestaba nuestra interlocutora: “Ahora tratamos de reescribir y documentar
la larga historia de este desconocido templo que se alzó sobre una antigua
mezquita adosado a la muralla y en un lugar estratégico”.
Proseguimos
por la barbacana de la muralla convertida en un privilegiado mirador del alto
Guadalquivir desde la cual se aprecian otros descubrimientos de la antigua
construcción que aguardaban tras algunos tabiques, junto a un lienzo de muro
que pudo servir de matacán.
El
último tramo da a un torreón elevado en su día bajo la supervisión de don
Rafael Vañó para albergar un trasformador de luz, pero que no desentona con el
entorno. En la parte trasera del edificio nos encontramos una puerta cegada
figurando en su clave esculpida la parrilla de San Lorenzo junto a la
inscripción “Mayordomo Álvaro de Molina”. Este lugar, que parece un pequeño
huerto, fue en tiempos remotos un enterramiento de fieles y parroquianos.
Salimos
a la calle por la puerta trasera el grupo de los Caballeros Veinticuatro junto
con José Luis Latorre que se unió y los dos guías. Allí, mientras que nos
despedíamos y agradecíamos la amabilidad de mostrarnos lo acometido, recordamos
nuestra manifestación para el rescate de San Lorenzo en 2009. También hicimos
algunas valoraciones y nos preguntábamos en voz alta: ¿Cuánto más nos hubiese
costado esto a todos los ciudadanos si en vez de ser una empresa particular la
que acomete las obras, hubiesen sido otros estamentos oficiales? Posiblemente
le hubiéramos tenido que añadir un cero más al presupuesto de 300.000 €, cuando
intervienen contratas, subcontratas, valoraciones, informes, proyectos,
intermediaros y más intermediarios, aparte de algún que otro Bárcenas.
Aun
queda mucho por hacer y por descubrir y esta fundación tiene por delante 50 o
60 años para llevarlo a cabo, tiempo de cesión que le concede el obispado (que
ha sufragado el 50 por ciento de las obras) como contraprestación y que hagan
uso del edificio para actividades culturales. Nuestro colectivo aplaudió y
aplaude esta iniciativa que ha hecho que este monumento no desaparezca y anima
a otros “mecenas” cuyas posibilidades lo permitan para intervenir en la ermita
de San Bartolomé, por ejemplo.
Fotos.- Luis Mª Jimena y JASA
No hay comentarios:
Publicar un comentario