Junio de 1987, justo 60 años después de su construcción.
Foto JASA
Conservando
el patrimonio, respetamos la memoria.
¡No al derribo!
Hace pocas semanas ha saltado a la opinión pública
la noticia de que la antigua cárcel del partido ya tenía permiso de demolición
y que en un par de meses se llevaría a efecto dado que ya estaban concedidas
todas las licencias.
Nuestro colectivo no va
a entrar de posicionamientos políticos de derechas o de izquierdas porque nunca
no hemos identificado ni con unos ni con otros. Con lo que sí nos vamos a
identificar es con nuestra postura de mantener este edificio en pie, por lo que
nos sumamos con nuestra firma a todas cuantas se consigan para tal fin. En cada
época -desgraciadamente- cada equipo de gobierno ha cometido alguna tropelía
contra nuestro patrimonio, principalmente en
la arquitectura. Y ahora los actuales gobernantes locales también quieren
dejar huella y van a cometer su propia barrabasada y por la vía de urgencia.
Puede que este tema les pase factura.
Hemos escuchado por ahí
que uno de los motivos que han llevado a esta decisión es la trágica historia
que dicho edificio acarrea sobre sus espaldas acaecida en los primeros días de
la contienda incívica. Como si las nobles piedras y los fieles ladrillos fuesen
los responsables de las acciones que llevan a cabo los seres humanos. Por esa
misma regla de tres tendrían que haber demolido el Palacio de La Moneda en
Chile, y hasta nuestro Congreso de los Diputados por el deplorable acto contra
la democracia que hubo en este edificio. Sin embargo, los responsables y
conocedores de la historia, en ambos lugares han dejado -incluso- vestigios de
lo que allí aconteció en su día. El edificio carcelario de Granada es un buen
ejemplo de ello.
Lo lamentable es que
hace muchos años el Ayuntamiento también quiso especular con este inmueble lo que ahora permite que tenga un
aprovechamiento urbanístico interesante y ninguna protección. Tanto ésta
edificación, como la de los juzgados, qué mala suerte han tenido.
Por su ubicación en una
zona privilegiada, cuando se pudiera sería rehabilitado y destinado para
multitud de propuestas y demandas que el propio pueblo podría -incluso- decidir.
Si en algún momento nos las pidieran, nosotros también opinaríamos sobre qué
utilidades se le podrían dar.
Si hacemos un poco de
historia podremos recordar que la primitiva cárcel ubetense estaba ubicada al
principio de la calle Obispo Toral. Al quedarse obsoleta, en 1785 se trasladó a
lo que fueran las dependencias del antiguo Pósito, precisamente desde ese
tiempo nace el nombre de Calle de la Cárcel (actual Juan Ruiz González). Con el paso de los años se hacía necesario
tener un edificio penitenciario acorde con las exigencias de los tiempos y que
su ubicación estuviese a las afueras de la ciudad. Por consiguiente en junio de
1927 comenzó la construcción de la nueva Cárcel Modelo bajo la dirección del
maestro de obras Juan Moreno Rus. Al año siguiente fue inaugurado este edificio
que se construyó con un estilo Neomudéjar, símbolo de toda una época. Tras su
cierre después de la guerra, sus dependencias sirvieron en su día para albergar
el parque de bomberos y después como desahogo y almacén de obras del
Ayuntamiento.
La anécdota, como en
todo siempre la hay, y es que esta edificación se llevó a cabo gracias a las
gestiones del general Saro, y paradójicamente décadas después su escultura
pasaría un tiempo encerrada entre sus muros.
Recreación para un documental del asalto a la cárcel.
Foto año 2003 de Esther Alonso Arroyo, tratada digitalmente.
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