lunes, 2 de mayo de 2016

DEL ESCORIAL DE ANDALUCÍA A SAN LORENZO DEL LAUREL

Fotomontaje

Lean lo que nos hemos encontrado en las Actas del Cabildo ubetense con fecha 2 de febrero de 1885 (libro 86, folio 11), donde el concejo aprobó “la corta de los árboles que existen en la lonja del Hospital de Santiago”, pues alegaban que “sus raíces eran altamente perjudiciales para la conservación del edificio”. Está claro que las raíces de antes eran mucho más peligrosas que las de ahora.  
Nosotros, los “Veinticuatro”, no queremos continuar “erre que erre” sobre UN TEMA QUE YA TENEMOS ZANJADO, como es nuestro deseo de que el magnífico y monumental laurel que se alza ante la fachada del Hospital de Santiago fuese trasplantado a otro lugar (que se puede) y dejara diáfana -para que luciera en su plenitud- la obra más señera de nuestro arquitecto del Renacimiento Andrés de Vandelvira. 
Durante nuestra campaña en la que pedíamos su traslado hubo alguien que alzó su voz diciendo que si se intentaba quitar el laurel de ahí se ataría al mismo con cadenas. Y hasta hubo quienes nos tacharon de arboricidas. Nada más lejos de la realidad, porque nuestra intención siempre ha sido la de mantener vivo este árbol que llama la atención por su porte y frondosidad, eso sí, en otro lugar, como podría ser el Parque Norte o en los jardines románticos que hay en la parte trasera de este mismo edificio.   
Cuando se hicieron los jardines que hoy existen en la lonja del Hospital, se plantaron varios árboles (entre los que iban laureles) a cada lado y en la parte central de cada jardinillo flanqueados por arbustos y adelfas. Todo ello poco a poco se fue haciendo desaparecer y con buen criterio, sin embargo uno de los laureles fue mimado llegando a echar profundas raíces que lo han mantenido con excelente salud hasta nuestros días. Demos gracias a Dios que al técnico que se le ocurrió tan genial idea no plantó ficus como los de la Alameda de Málaga.
Se comenta por ahí que los encargados de la conservación y jardinería de San Lorenzo del Escorial quieren importar la idea que algunos acogen con tanto cariño aquí y plantar en la explanada del magno monumento que alzara Felipe II unos cuantos laureles y así solidarizarse con el “Escorial de Andalucía” para lo que también cambiarían su nombre denominándolo “San Lorenzo del Laurel”.
Esta llamada nuestra sólo quiere alzar la voz para que cuando se plante un árbol se piense el impacto visual o el daño que puede hacer cuando éste crezca, como le ocurrirá a los cuatro cipreses plantados recientemente flanqueando el monumento de Juan de la Cruz. 


Nota.- Las torres serán el tema para otro artículo.  

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