Fotomontaje
Lean lo que nos hemos encontrado en las Actas del
Cabildo ubetense con fecha 2 de febrero de 1885 (libro 86, folio 11), donde el
concejo aprobó “la corta de los árboles
que existen en la lonja del Hospital de Santiago”, pues alegaban que “sus raíces eran altamente perjudiciales
para la conservación del edificio”. Está claro que las raíces de antes eran
mucho más peligrosas que las de ahora.
Nosotros, los
“Veinticuatro”, no queremos continuar “erre que erre” sobre UN TEMA QUE YA
TENEMOS ZANJADO, como es nuestro deseo de que el magnífico y monumental laurel
que se alza ante la fachada del Hospital de Santiago fuese trasplantado a otro
lugar (que se puede) y dejara diáfana -para que luciera en su plenitud- la obra
más señera de nuestro arquitecto del Renacimiento Andrés de Vandelvira.
Durante nuestra campaña
en la que pedíamos su traslado hubo alguien que alzó su voz diciendo que si se intentaba
quitar el laurel de ahí se ataría al mismo con cadenas. Y hasta hubo quienes
nos tacharon de arboricidas. Nada más lejos de la realidad, porque nuestra
intención siempre ha sido la de mantener vivo este árbol que llama la atención
por su porte y frondosidad, eso sí, en otro lugar, como podría ser el Parque
Norte o en los jardines románticos que hay en la parte trasera de este mismo
edificio.
Cuando se hicieron los
jardines que hoy existen en la lonja del Hospital, se plantaron varios árboles
(entre los que iban laureles) a cada lado y en la parte central de cada
jardinillo flanqueados por arbustos y adelfas. Todo ello poco a poco se fue
haciendo desaparecer y con buen criterio, sin embargo uno de los laureles fue mimado
llegando a echar profundas raíces que lo han mantenido con excelente salud
hasta nuestros días. Demos gracias a Dios que al técnico que se le ocurrió tan
genial idea no plantó ficus como los de la Alameda de Málaga.
Se comenta por ahí que
los encargados de la conservación y jardinería de San Lorenzo del Escorial
quieren importar la idea que algunos acogen con tanto cariño aquí y plantar en
la explanada del magno monumento que alzara Felipe II unos cuantos laureles y
así solidarizarse con el “Escorial de Andalucía” para lo que también cambiarían
su nombre denominándolo “San Lorenzo del Laurel”.
Esta llamada nuestra
sólo quiere alzar la voz para que cuando se plante un árbol se piense el
impacto visual o el daño que puede hacer cuando éste crezca, como le ocurrirá a
los cuatro cipreses plantados recientemente flanqueando el monumento de Juan de
la Cruz.
Nota.-
Las torres serán el tema para otro artículo.
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